Siembra aérea es una de las opciones para formación de pastos y de cobertura vegetal para producción de paja en sistemas de siembra directa de cultivos agrícolas (‘cero lavranza’). Este método se utiliza hace mucho tiempo en varios países para sembrar una gran cantidad de especies. En Brasil hay muchas empresas especializadas en realizar este tipo de servicio.
Existen al menos cuatro situaciones principales para las cuales la siembra aérea ha sido de interés en Brasil:
1) sobre soya o otros cultivos agrícolas, sea para producción de paja para siembra directa o de forraje en sistemas de integración de agricultura con ganaderia;
2) sobre áreas de suelo mecánicamente preparado o no preparado, pero cubierto por residuos de cultivos anteriores (arroz, por ejemplo), también con miras a la producción de paja o forraje;
3) sobre pasturas establecidas, con el propósito de introducir una segunda especie forrajera (ejemplo: introducción de avena en pasturas de pasto-mombaça, Panicum maximum); Panicum maximum);
4) en áreas de difícil acceso a otros métodos de siembra para formar pasturas.
La principal ventaja de este método es su alto rendimiento operativo; a depender del tipo de equipo utilizado y de condiciones operacionales favorables, se pueden sembrar 500 hectáreas o más en un solo día. Entre las otras ventajas que se le atribuyen están la reducción de los costos de formación, la posibilidad de aprovechar 'ventanas' favorables de condiciones climáticas, la anticipación de disponibilidad de forraje (en vista del menor tiempo dedicado a la siembra), la posibilidad de plantar en áreas de difícil acceso a otros métodos (por razones de topografía, pedregosidad o de drenaje, por ejemplo) y los hechos de evitar compactación del suelo y de evitar la destrucción de plantas en cultivos establecidos.
Además de una empresa especializada (con sus aviones y pilotos), el alcance de estos beneficios depende del cumplimiento local de varios requisitos, como la disponibilidad de personal de apoyo, de equipos para incorporar semillas al suelo y de infraestructura (ejemplo: proximidad a la pista aterrizaje/despegue), y la prevalencia de clima favorable durante el período de siembra. Sin embargo, incluso si se cumplen dichos requisitos, algunos de los beneficios potenciales de la siembra aérea pueden no materializarse. Los costos operativos, cuando se agregan a los que resultan de los necesarios aumentos en la tasa de siembra, pueden llegar a ser tan altos como para hacer que el uso de este método sea económicamente inviable.
Las posibilidades de éxito del establecimiento serán menores si la siembra aérea no es seguida por la incorporación de las semillas en el suelo. Después de todo, si las semillas permanecen descubiertas, pueden ser destruidas por insectos, pájaros o roedores, pueden morir como resultado de variaciones extremas de temperatura y por secado, pueden ser arrastradas por torrentes de agua, etc. Por supuesto, los efectos negativos de estos eventos en la formación son considerables.
Para evitar esta situación, además de tener cuidado al preparar el suelo (evitando su pulverización), es necesario programar la siembra para épocas de alta probabilidad de lluvia o promover la cobertura superficial inmediata las semillas mediante el uso prudente de un rodillo agrícola desterronador, de una rastra niveladora, de un segmento de cadena gruesa arrastrado por un tractor o de alguna otra manera. Cuanto más rápido sea el recubrimiento, menor será la pérdida de semillas.
Las posibilidades de pérdida son menores cuando se siembra en áreas de soya al final de su ciclo reproductivo cuando sus hojas, al caer, cubren las semillas, protegiéndolas. También son menores las perdidas si se hacen la siembra sobre pasturas establecidas, donde las semillas se pueden enterrar al pisar a los animales y en áreas de ‘resteva’ en las cuales la protección y la humedad del suelo preservada por los residuos de las plantas de cultivos anteriores favorecen la germinación.
En este tipo de siembra las pérdidas de semillas son aún menores cuando se usan semillas incrustadas, peletizadas y/o tratadas con insecticida. Además, pérdidas potenciales pueden compensarse aumentando la tasa de siembra (es decir, la cantidad de semillas que se sembrarán por hectárea). Tasas un 20% más altas que las recomendadas para siembras terrestres en suelo preparado son comunes en siembras aéreas, pero se deben usar tasas aún más altas cuando el clima local y las condiciones del suelo son especialmente adversas y cuando se siembra fuera de la temporada ideal.
Un inconveniente que a veces ocurre en la siembra aérea es la "deriva de semillas", es decir, la desviación de parte de las semillas del rango deseado de siembra. Este problema se ve facilitado por el pequeño tamaño de las semillas de pastos tropicales y agravado tanto por vientos fuertes o variables como por operación inadecuada de la aeronave. El resultado de este fenómeno es una cobertura vegetal irregular, es decir, con un número excesivo de plantas en algunos lugares e insuficiente en otros, dentro de una misma área sembrada.
Sin embargo, hay formas de mitigar este problema, por ejemplo:
a) realizar vuelos bajos, respetando los límites de seguridad recomendados para el modelo de la aeronave utilizada;
b) ajustar correctamente el distribuidor de semillas (el modelo del distribuidor puede variar según el modelo de la aeronave);
c) operar la aeronave bajo condiciones poco viento;
d) cruzar tiras de siembra y,
e) sembrar semillas incrustadas o peletizadas (cuyos pesos son mayores que los de semillas desnudas de la misma especie/cultivar) o, al menos, lotes de semillas desnudas, pero con un alto grado de pureza física.
Lea más sobre este tema en:
WETTENHALL, J. Aerial seeding – rewards and risks at Goondiwindi.Proceedings of the 6th Annual Conference of the Grasslands Society of New South Wales, p.20-23, 1991.
Este texto puede citarse de la siguiente manera:
SOUZA, F.H.D. 2020. 'Sembrando Pastos Con Avión'. Disponible en: https://progreseed.com.br/es/semeando-pasto-com-aviao/ Consultada dia / mes / año.